Higiene postural

A la hora de dar un masaje, el masajista profesional ha de tener muy en cuenta tanto la posición propia como la postura del cliente o paciente. Ambas son decisivas para el buen resultado de la aplicación del masaje.

Respecto a la posición del cliente o paciente, aunque prácticamente en todos los casos la posición de nuestros clientes será la de decúbito, tumbados sobre la camilla en posición horizontal, se debe buscar siempre en función del tratamiento, la postura más cómoda y adecuada con el fin de obtener los mejores resultados. Por ello, la posición de los pacientes se modificará según la zona a tratar, por ejemplo:

  • Masaje de espalda: decúbito prono, con los brazos asentados en la camilla y piernas ligeramente flexionadas, puede requerir además una almohada debajo del abdomen para disminuir la lordosis lumbar.
  • Masaje de abdomen: decúbito supino, ligeramente incorporado el tronco y con la cadera en ligera flexión par disminuir la tensión de la faja muscular abdominal.

vista_frontal_posicion_masajeEn cuanto a la posición del masajista, éstas son las claves que deber tener en cuenta. Uno de los requisitos esenciales para que la práctica del masaje resulte efectiva es la posición que adopta el terapeuta en el momento de realizar la técnica. Por varios motivos; primero, porque la capacidad de acción, la fuerza, y el movimiento armónico dependen del equilibrio corporal; segundo, preservar la salud del terapeuta, como su columna vertebral, o sobrecargas musculares y tercero: ¡para que no sea éste el que se tenga que someter a un masaje después del paciente! La postura que se adopte, influirá muy directamente sobre los resultados que se obtengan y sobre el estado físico. Una buena postura, evitará el riesgo de sufrir lesiones, evitará la sobrecarga de nuestra musculatura sobre todo del tronco.

vista_oblicua_posicion_masajeSe deben evitar los movimientos de torsión así como la flexión de la columna. Para ello es muy importante estar lo más cerca posible de la camilla, incluso pegados a ella, que la camilla nos llegue a la altura de la cabeza del fémur, mantener la espalda lo más erguida posible, flexionando las piernas y teniendo en cuenta que, ligeramente abiertas, aumentamos nuestra base de sustentación y nuestra estabilidad.

Principios básicos para el masajista

La posición es la base para que cualquier movimiento se desarrolle con agilidad. Los principios básicos no son difíciles de seguir, aunque sí es cierto que es necesaria cierta práctica, ya que no tenemos por costumbre adoptar posturas equilibradas, sino que más bien posiciones “cómodas”.

  • Espalda recta, no rígida.
  • Cabeza en ligera flexión.
  • Hombros relajados.
  • Las extremidades inferiores se separan aproximadamente hasta el nivel de separación de los hombros.
  • Las rodillas se colocan en suave flexión.
  • Los movimientos que se desprendan de las posiciones deben ser relajados, sin brusquedades.
  • Las manos siempre trabajan delante del cuerpo.
  • Con la postura correcta, intentaremos siempre que sea posible aprovechar el peso del cuerpo, en el desarrollo de las manipulaciones que lo requieran. De esta forma nos ahorramos la energía que nos proporciona la fuerza de la gravedad.

NORMAS E HIGIENE ANTES DE EMPEZAR A DAR EL MASAJE

Hay que tener en cuenta una serie de normas para que el tratamiento sea completo y correcto, consiguiendo que tanto el paciente como el masajista se sientan satisfechos.

  • Estancia limpia, cómoda y confortable: sábana y toalla (una para cada paciente).
  • Ventilar la habitación o cabina para cada sesión.
  • Facilitar un lugar donde dejar objetos personales.
  • Nuestra presentación limpia y preferiblemente de blanco.
  • Pelo recogido, manos limpias, uñas cortadas.
  • Para el masaje, utilizar aceites, cremas hidratantes o incluso polvos de talco (aunque pueden ser molestos para bastantes personas) Como norma general no utilizar demasiado aceite o crema ya que será más complicado abarcar bien la masa muscular al resbalar los dedos en exceso.
  • Mientras el paciente se cambia o se prepara para el masaje podemos ir haciendo preparativos y evitar observar, ya que incomodará a la persona como es lógico.
  • Indicar la postura correcta e invitar a la relajación mediante respiraciones profundas.
  • Hemos de evitar la comunicación durante la sesión. Si la persona tiende a mantener conversación, podemos indicarle que realmente si se relaja será más beneficioso y nosotros además estaremos más concentrados.

 

CONTRAINDICACIONES Y ZONAS DE PELIGRO EN MASAJE

Cuando no debe realizarse el masaje

Antes de efectuar el masaje comprobaremos que el paciente no tenga algunas afecciones como:

Afecciones de la piel: granos, eczemas, hongos, psoriasis, etc.

Flebitis: La primera es la inflamación de paredes venosas.

Tromboflebitis: Inflamación de una vena con formación de un trombo.

Alteraciones hemorragias: úlceras, hematomas, etc.

Procesos infecciosos.

Estados febriles.

Brotes reumáticos agudos.

Úlceras (internas o externas)

Quemaduras.

Fracturas o fisuras óseas.

Inflamaciones agudas.

Roturas musculares agudas.

Zonas peligrosas donde no se aplica masaje

Zonas que hemos de evitar a la hora de realizar el masaje:

Línea poplítea: en la región de la rodilla.

Triángulo de Scarpa (ingles).

Axilas: Contiene paquete basculo nervioso y ganglios linfáticos.

Pliegue del codo: contiene arteria humeral y sus venas, el nervio mediano en su parte interna, el nervio radial y la arteria recurrente radial anterior por la externa.

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